jueves, 6 de octubre de 2016

El mito del desastre del 98


1898 LOS POLÍTICOS ESCAQUEADOS

Lo de escurrir el bulto es una técnica muy depurada por los dirigentes españoles, hace unos siglos atrás ya se practicaba. Tras la pérdida de Cuba y Filipinas, ¿para que reconocer que se han hecho las cosas mal? Mucho mejor inventarse historias que sirvan de excusa y así poder ir tirando unos años más.




El 15 de febrero de 1898 el acorazado Maine, explotó dando lugar a la guerra Hispano-estadounidense.
 Este hecho ha sido muy controvertido, ya que comúnmente se ha achacado a una explosión interna causada por los propios estadounidenses, con el fin de poder comenzar su ansiada guerra. Sin embargo, los últimos estudios no descartan un sobrecalentamiento debido a la auto combustión de carbón, lo que reforzaría la teoría de una mina submarina supuestamente española, aunque la mayoría de evidencias siguen indicando una explosión interna; por lo que la teoría más extendida es la de que los propios Estados Unidos, hundió su barco, causándose bajas a sí mismo, con tal de tener  un pretexto para iniciar la guerra.

La batalla de la que quiero hablar es la batalla naval de Santiago de Cuba. 
En dicha batalla las naves españolas fueron masacradas gracias a la pésima actuación de los altos mandos. El almirante Cervera fue enviado desde España con una flota claramente inferior a la estadounidense a combatirlos. Cervera optó por esquivar al enemigo y resguardarse en Santiago, ya que consideró que sus posibilidades de victoria eran nulas. Su estrategia consistía en tomar los cañones de los barcos, subirlos a Santiago y desde ahí defenderse de los enemigos, sin embargo el capitán General Blanco se impuso y dio la orden de atacar. "Más vale honra sin barcos que barcos sin honra" (esta fue la frase de Blanco que pasó a la historia, un claro reflejo de lo bien amueblada que tenían la cabeza por aquel entonces...)
Cervera acató las órdenes de su superior, pero desatendió a sus Capitanes de Navío: Villaamil y Bustamante, que le propusieron aciones ofensivas con tal de repeler al enemigo y conseguir una posición menos desventajosa y una salida nocturna escalonada respectivamente. 
Finalmente el Almirante Pascual Cervera y Topete decidió sacrificar su barco insignia, el Infanta María Teresa, permitiendo la huida de los demás. Esta acción nos indica su pesimismo con respecto a la batalla, pues trató desde el primer momento de salvar las máximas vidas posibles, aunque el resultado fue nefasto.



Tras la clara derrota española por parte de los Estados Unidos, los políticos del momento en lugar de tratar de poner unas bases para que dicha situación no se repitiera, achacaron la pérdida a problemas de los barcos. Se dijo que eran inferiores tecnológicamente, más anticuados y todo esto dio lugar a un mito. El mito de los barcos de madera, se corrió el rumor de que la flota española era tan antigua que los barcos ni siquiera eran de metal. Y dicho bulo ha llegado hasta nuestros tiempos.

http://www.eldesastredel98.com/capitulos/barcmadera.htm
http://www.eldesastredel98.com/capitulos/pacifico.htm

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